HACIENDO UN POCO DE HISTORIA
Este texto es el resumen de varias conversaciones mantenidas con una persona relacionada directamente con la distribución alternativa, en concreto la DDT de Bilbo, en la que ha estado participando durante mucho tiempo. Por tanto, lo que se recoge en estas líneas es solamente una visión limitada, parcial y subjetiva de una persona sobre la historia de esta forma de distribución. Por otro lado, también hemos recogido un resumen de los encuentros de distribuidoras alternativas realizados en distintos puntos del Estado español hasta el año 2004 en que se realizaron los últimos en Laudio (Araba). Sabemos que este artículo quizás se queda corto para la amplitud de miradas que podría tener este tema, pero también lanzamos una invitación a cualquier colectivo o persona involucrada en la distribución para que nos haga llegar sus críticas, análisis o sugerencias en respuesta a lo que aparece en este número de Ekintza Zuzena.
El comienzo de la edición alternativa en el Estado español coincide en parte con el nacimiento de un montón de sellos independientes y se podría situar en el segundo lustro de los años 80. La primera distribuidora con infraestructura y capacidad para editar cosas y distribuirlas es El Lokal de Barcelona que se monta en 1987 y toma como referencia las infoshops que existen en diversos lugares de Europa como Alemania, Inglaterra y Holanda. En Barcelona se dan las primeras okupaciones, a lo que hay que añadir la existencia de diversos locales para colectivos y también de ateneos libertarios, como el de Poble Sec, (en el que se encontraba la gente que posteriormente creó el Espai Obert) o el de Gracia (un decidido impulsor de las okupaciones). En esta época también surgen muchos grupos de punk y hardcore en los que participan gente activa políticamente, y que intenta tener un crear espacios propios. A ello se une la edición «artesanal» de materiales musicales, como el «Que pagui Pujol» de L’Odi Social por parte de la gente de La Roca Hardcore o la primera maketa de Monstruación.
En este mismo periodo se dan las primeras ediciones en Madrid por parte de la gente que más tarde crearían Potencial Hardcore y Fobia. Un hecho importante es el surgimiento a finales de los 80 de El Gato Salvaje, un espacio situado en el centro de Madrid y que se convierte en un lugar clave para hacer actividades y editar materiales (como la primera maketa compartida de Tarzán y Olor a sobaco). Respecto a Potencial Hardcore y Fobia, son gente más influida por el aspecto musical que por el estrictamente político; sin embargo, éste último es el primer grupo en Madrid que desde una postura no medio-ambientalista plantea la liberación animal como una forma de lucha política. También es gente influenciada por ideas del anarquismo, cuestiones de género, etc. y por quienes en aquellos momentos editan materiales en el centro de Europa y en el Reino Unido marcando unos precios concretos. En este sentido, el disco de Andanada 7, editado en 1989 entre Fobia y Potencial se puede considerar la primera edición que se hace en Madrid con una lógica de distribución alternativa con precio marcado. Quizás esto no está tan pensado como posteriormente, pero sí muy influido por ideas como el non-profit, el do it yourself y, por tanto, con criterios políticos a la hora de editar materiales.
En estos comienzos de la distribución alternativa también hay otras referencias importantes como, por ejemplo, en Euskal Herria el disco autoproducido por el grupo Ruido de Rabia que comparte con Último Gobierno de Burgos en el año 87. Asimismo, destaca un grupo de Almería llamado MG15, muy influido por los grupos políticos ingleses como Conflict. Estos materiales se editan a través de sellos independientes como, por ejemplo, DRO que en aquel momento todavía mantiene cierto nivel de independencia, aunque con criterios políticos muy alejados del anarquismo o del incipiente movimiento autónomo, que es más rupturista sobre todo a nivel generacional. También hay que recordar que en Euskal Herria hay otros sellos independientes como Soñua (más tarde convertido en Oihuka) o Discos Suicidas, que ya en aquel momento plantea la música como algo profesional y alejado de cualquier propósito político en cuanto a la edición musical. DDT la montan personas muy influenciadas por este ambiente y que tienen una edad e ideas parecidas a las de la gente que inicia la distribución alternativa en Madrid y Barcelona. Su actividad confluye pronto con la otra gente que distribuye otros materiales, como la revista Resiste, con redacción en Gasteiz. Esta publicación coincide temporalmente con otras publicaciones como Sabotaje de Madrid y La Lletra A, de Catalunya, situada ésta última al margen de algunos de los posicionamientos del movimiento libertario oficial.
Así, tomando como ejemplo a la DDT, ésta surge de la necesidad de sistematizar la distribución de esos materiales; es decir, la gente se da cuenta que se pueden distribuir más cosas y llegar a más lugares uniendo esfuerzos. DDT Banaketak lo que hace es unir redes que ya existían, juntando a personas de distintas procedencias (Gaztetxe de Bilbo, MOC, grupos de mujeres, fanzines, grupos juveniles autónomos, etc.) Si la DDT existe es porque hay materiales diferentes que se quieren distribuir y, en este sentido, todas las lógicas ideológicas y políticas se van dando posteriormente, ya que no se ha creado todavía ningún discurso alrededor de la alternativa de distribución. Esta época también coincide con la búsqueda de espacios nuevos diferentes a los que existen en el Casco Viejo de Bilbo, como los bares y el propio Gaztetxe, donde se producen ciertas luchas internas. Por ello, desde la DDT se plantea la posibilidad de buscar un local que no tenga la inestabilidad de los espacios ocupados. Hay que recordar que el Gaztetxe de Bilbo es en este momento un punto fundamental para conseguir materiales, ya que coincide con el boom de fanzines que se produce a finales de los 80, la difusión de las radios libres, la generalización de las okupaciones, etc.
Entrando en el terreno de la edición de las maketas dentro de la distribución alternativa se observa que los grupos siempre están obligados a recurrir a empresas o personas alejadas de cualquier cuestionamiento político. Así, se plantea la necesidad de crear una infraestructura propia de edición, que pueda además canalizar información y dar una mayor entidad al esfuerzo colectivo. En este sentido, se ve preciso sacar, por ejemplo, una licencia fiscal para editar y cubrirse las espaldas a nivel legal en cuanto a permisos y porque las fábricas de formatos musicales piden ese tipo de licencias. La acumulación de un importante nivel de información técnica y la creación de esta nueva infraestructura propia para la edición de materiales no sólo es útil para los grupos musicales, sino que sirve también para el propio desarrollo de la distribución alternativa en su conjunto. Los grupos son necesarios para crear redes musicales alternativas y, sobre todo, para la potenciación de canales propios de edición de materiales. Se busca desarrollar una infraestructura de creación de cultura, es decir, que sean los colectivos y las personas implicadas las que generen estructuras más o menos fijas y accesibles. La idea es que exista un servicio público que genere solidaridad, que los grupos se den cuenta que se hace por ellos, pero para que luego otros grupos tengan la misma capacidad de editar su materiales. A partir de ahí, se da también otro paso que es la diferenciación -que se sigue manteniendo- entre los conceptos de distribución, edición y producción. Distribuir es mover materiales en redes no comerciales.
Editar es gestionar y ayudar a los grupos a que produzcan o coproduzcan (junto con las distribuidoras) sus materiales utilizando infraestructuras colectivas, lo que es extensible a que también se autodistribuyan y, en definitiva, a que se involucren más en todo el proceso En el caso de otros proyectos como, por ejemplo, la distribuidora Gato Salvaje de Madrid, ésta se traslada a comienzos de los 90 al Centro Social Seco en Vallecas, manteniendo un local estable hasta que por problemas internos, robos, quema del local, etc. desaparece en el periodo 94-95. Por su parte, El Lokal cuenta desde el principio con una persona liberada para llevar la venta de material. Este modelo pionero es copiado porteriormente en otros lugares. Frente a la inestabilidad de los grupos militantes clásicos, la persona liberada, al tener una obligación monetaria, da continuidad al colectivo. En el caso de Gato Salvaje nunca llega a tener liberados y la DDT no tiene hasta que se monta la librería Likiniano en octubre del 92.
De todas formas, aparte de las distris ya constituidas, hay gente que distribuye materiales por su cuenta, aunque sin considerarse distribuidoras como tales, ya que esta actividad forma parte de la labor del colectivo al que pertenecen. Hay gente que mueve materiales, y con ello generan nuevas redes de distribución, que otras personas a su vez utilizan esas redes para comenzar a distribuir. Esta situación no se generaliza hasta los años 93-94, cuando hay colectivos que desaparecen para mantenerse como distribuidoras. El cénit de esa época coincidió con la celebración de las primeras jornadas de distribución alternativa que se llevaron a cabo en el Kasal Popular de Valencia en el año 93, primer aniversario del colectivo Soroll de esta ciudad. Hay que recordar igualmente que en esos momentos se crean distris como Mala Raza en Zaragoza, Comú en Castellón, SKP en Getafe y se mantienen sellos como Potencial Hardcore o Tralla Records.
Los inicios son así y se repiten en otros muchos lugares, es decir, hay unos materiales que hay que distribuir y hay personas que le dan forma de colectivo a lo que ya llevan un tiempo realizando. Hay un hecho muy importante a destacar que es un encuentro a nivel europeo que se hace en Amsterdam, con grupos que editan, distribuyen, sellos con grupos políticos, experiencias de locales, etc. Esto sirve para ver lo que se está haciendo a nivel europeo y sobre todo, para poner cosas en común entre gente proveniente de experiencias de autonomía juvenil de finales de los 80 (muy relacionadas con el inicio de las okupaciones) y de otra gente que proveniente de movidas más libertarias, pero alejadas de la CNT y sus aledaños. En cuanto a las primeras distribuidoras, que van naciendo entre el 89 y el 91, las ideas que tiene cada una son muy parecidas y tampoco hay grandes diferencias entre la gente que participa en El Lokal, Gato Salvaje o DDT respecto a la segunda hornada de distribuidoras en el periodo 92-94 (de Mala Raza, Soroll, Comú, SKP, Pozoin Banaketak, Eguzki Banaketak, Trikua,...). Además se da el hecho de que en esos primeros tiempos se hacen cuatro encuentros de distris en dos años. Por ello, es una información que se genera, se extiende y conduce a un boom de creación de distribuidoras, proceso paralelo al surgimiento por todo el Estado español de grupos de mujeres, colectivos antifascistas, okupaciones, etc. Curiosamente, de todas estas experiencias de luchas sociales, que en general han ido disminuyendo, la que ha mantenido una mayor regularidad, aunque con menos gente participando, ha sido la de la distribución alternativa.
La distribución como forma de crear canales y crear estructuras ajenas a la distribución comercial, siempre se ha defendido como incompatible con la distribución comercial, ya que ésta produce plusvalía privada. Lo que la distribución alternativa debe generar es precisamente ruptura con esa lógica, creando modos diferentes de acceso a la cultura con los medios económicos que se producen y gestionan desde los propios colectivos. Por otro lado, las reuniones de distribuidoras se constituyen como un espacio no solamente para exponer material propio sino para verse las caras y crear unos criterios comunes que sirvan para funcionar de forma parecida, aunque cada grupo tenga su propia autonomía organizativa. En este sentido, nunca se plantea crear ninguna coordinadora, ni macroestructura, sino estrechar los marcos de relación y fortalecer las estructuras de distribución. Así, por ejemplo, se empieza a hablar del precio marcado con criterios políticos, a establecer redes de afinidad para dar conciertos, a incidir en el tema de vigilar los contenidos de las letras, o a dar importancia a los materiales generados por los colectivos, que además tienen que visibilizar que la distribución genera unos esfuerzos mucho mayores de lo que parece.
Hay que entender finalmente que la generalización de ciertas ideas en algunos ambientes no sólo cercanos al gueto alternativo se ha producido por el trabajo continuado de años y años por parte de las distribuidoras alternativas. También ha habido consecuencias que nadie se ha puesto a analizar. Tal es el caso de Euskal Herria, donde se observa claramente como donde han llegado las distris alternativas, (zonas de Bizkaia como Durangaldea o Ezkerraldea, Iruñerria a través de Eguzki, valle de Araia en Araba con Pozoin o en Gasteiz con las diferentes experiencias habidas en estos años), se ha generado una nueva referencialidad en torno a las ideas difundidas por las distribuidoras. En este sentido, se podría analizar que, si esas ideas han surgido en esos espacios en los que se distribuían esos materiales, el papel de la distribución alternativa ha resultado fundamental para que se socialicen ciertos planteamientos similares a los que difunden determinados grupos musicales, publicaciones o videos generados en esos circuitos alternativos.
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS EN LA DISTRIBUCIÓN ALTERNATIVA

La historia de los encuentros estatales de distribuidoras alternativas comenzó en Valencia en la semana santa de 1993. Este primer encuentro lo organizó la distribuidora Soroll, nacida de la unión de gente que ya distribuía materiales en Valencia y en el marco de una serie okupaciones con el objetivo de crear centros sociales, entre los que destacó Kasal Popular, que mantuvo su actividad durante una década. En este periodo se estaban produciendo acciones coordinadas en torno a los fastos del 92, la insumisión cogía fuerza y la okupación se había convertido en una salida colectiva frente al problema de la vivienda y la falta de locales. Fue sobre todo un encuentro para ver cómo se hacían las cosas en cada lugar. Los puntos comunes planteados constituirían la base de lo que luego se denominaría distribución alternativa, como contraposición a la distribución comercial. Se trató de un encuentro donde la gente pudo hablar de unas inquietudes comunes, aunque sin plantearse grandes objetivos.
El encuentro también fue el reflejo de cierta situación de caos a la hora de trabajarse las cosas ya que no había ningún guión preparado donde se marcaran las pautas de lo que se iba a tratar ese fin de semana. En los debates se planteó la necesidad de poder distribuir distintas referencias a precios bajos y sin utilizar canales convencionales y remarcando el cuidado de los contenidos en el sentido de que no hubiera letras sexistas, homófobas o racistas. También sirvió el encuentro para saber con qué fabricas trabajaba cada colectivo, qué imprentas se conocían, quién trabajaba con IVA, tema de permisos, asociaciones culturales, cómo hacer frente al problema de las deudas de distribuidoras que desaparecían o al hecho de funcionar en espacios okupados que podía ser desalojados. En aquel año, ya se habían editado materiales que podríamos considerar míticos dentro de la pequeña historia de la distribución alternativa como fueron el disco de Nocivo en vinilo, la primera maketa de Ghetto con fanzine, el primer disco compartido de Sin Dios y Tarzán, además de diversas maketas. A este material potencialmente distribuible se sumaban también las revistas libertarias y autónomas, caso del Resiste, Ekintza Zuzena, Sabotaje, La Lletra A (que era la que más números vendía) y otras decenas de fanzines. En ese tiempo, nació la editorial Virus, que contaba con un componente político y con el apoyo de casi todas las distribuidoras. Virus, sin embargo, no participaría en los encuentros de distribuidoras hasta más tarde.
Los segundos encuentros se llevaron a cabo en Madrid también durante el año 93, lo que era un reflejo evidente de que había muchas ganas de trabajar en común, algo que se pudo comprobar posteriormente ya que se hicieron cinco encuentros en dos años y medio. Había un interés por parte de la gente que llevaba tiempo dentro de la distribución alternativa para debatir, poner en común cosas, encontrarse, intercambiar materiales y en definitiva poner los cimientos de toda la distribución alternativa. El interés se reflejaba no solamente en las personas que participaban en las distribuidoras sino también en la gente que se movía alrededor. Se intentaron poner en común las cuestiones que ya se habían tratado en Valencia, haciendo un recordatorio para la gente que no había estado en ese primer encuentro. En resumen fue un encuentro de mucho interés y con ganas de concretar en aspectos tangibles, lo cual se realizó en los siguientes encuentros de Bilbo con la confección de una carta consensuada por las distribuidoras.
Los terceros encuentros los organizó la DDT en Bilbao durante la semana santa de 1994. La característica fundamental es que hubo una organización más preparada con un guión previo, con la carta de las distribuidoras casi atada y terminada y se notaba un avance muy importante respecto a lo que ya se había hablado en Valencia y en Madrid por lo que se puede afirmar que aquí comenzó la historia de la distribución alternativa en el Estado español de forma más definida. Se dio un avance fundamental en este encuentro en cuanto a capacidad de organización e intercambio de información, lo que contribuyó al asentamiento de las distribuidoras que estaban empezando y la implicación de nuevas personas en los proyectos ya establecidos. Hubo varias mesas de debate, una sobre el tema musical, otra sobre la edición escrita y se tanteó la cuestión de editar videos. En general, se pusieron claras las bases sobre las que se iba a basar el funcionamiento de la distribución alternativa porque se seguía remarcando el concepto de alternativa de distribución enfrentada a la comercial, una alternativa como una forma de fomentar unas estructuras estables y transformables en función del tiempo y las necesidades pero que dieran cobertura a muchas personas y colectivos, tratando de evitar el aislamiento. En este encuentro se preparó una carta con unos puntos clave, como la posición de la distribución alternativa frente a la comercial, autoorganización y autoproducción de materiales para no tener que recurrir a empresas convencionales o a iniciativas institucionales, o el tema de los precios marcados puesto en la portada con límites de 1.000 pesetas para CDs y 500 para cintas. Ese documento de las distris se utilizó como punto de arranque definitivo de unas ideas estables y como punto de enganche para mucha gente que se planteaba lo que era la distribución alternativa.
El cuarto encuentro fue en Barcelona en el Kasal Popular del Guinardó durante el último fin de semana de noviembre 1994. En la carta de convocatoria se planteaba tratar cuatro temas: valoración de los acuerdos y experiencias anteriores con el tema central del precio de venta máximo, la cuestión de la Sociedad General de Autores (SGAE), las colaboraciones o coediciones y el tema de las personas liberadas. Hubo dos grupos, uno de material escrito y otro musical, y un plenario común. En general se planteó la necesidad de aumentar los puntos de venta y distribución, y de acercarse más a la gente. Dentro del debate sobre material escrito se incluyeron temas como el problema de los desfases de edición al mover el material, proponiendo mandar por sistema ediciones de una distri a otra para ahorrar en llamadas y agilizar el trabajo. Se planteó además elaborar un catálogo general (aunque finalmente se desestimó por su coste y las dudas sobre su funcionalidad) y que las distris más grandes asumieran coger diez copias de los fanzines para potenciarlos. Se valoraron igualmente los criterios de edición de los libros o la cuestión de los márgenes en los materiales solidarios. En cuanto al tema de los puntos de venta y catálogos, se propuso que en todos los catálogos de las distris se incluyeran las direcciones de las demás y la posibilidad de sacar flyers en plan directorio. La idea era que entre las distris se intercambiaran flyers de ediciones o que se hicieran en plan presentación para que la gente tuviera acceso más fácil a estos materiales. También se comentó que había que intentar tener un equilibrio entre material musical y de lectura. En el tema de los bares se dijo que si existía un buen trato con quien lo llevaba se podía proponer poner un expositor para no darle más trabajo.
En cuanto a las librerías, se propuso llevar más cosas aparte de los libros y se comentó que, para que el librero no subiera el precio del libro, igual se podía dejar más barato que a las distris, recortando nuestro margen. Se subrayó también la necesidad de potenciar la distribución en los centros sociales, culturales y políticos. Respecto a la valoración del material escrito y sus criterios, se resaltó que era fundamental cuidar el contenido, con especial atención al sexismo, y dar el toque a los fanzines en los que apareciera algo, pero sin dejar de venderlos. Respecto a las presentaciones del material, se querían hacer más porque había gente que no se enteraba de su existencia y se le podía dar una mejor salida. Sobre los libros, se dijo que los precios eran caros y una alternativa podía ser pillar los fondos de editoriales que lo habían dejado a precio de saldo ya que esos libros se podían vender más baratos y los beneficios podían utilizarse para equilibrar gastos. Por otra parte, para darse a conocer, se planteó el sacar una hoja común, un boletín con una presentación y las direcciones de cada cual. En el tema de los márgenes en los materiales de colectivos de solidaridad, hubo gente que planteó la ausencia de márgenes y que los gastos se pagaran con el dinero que sacase cada colectivo. Otra gente, sin embargo, veía la necesidad de un margen como apoyo al proyecto y por que las cosas con margen solían cargar con el peso de las cosas que no lo tenían. Por último, en cuanto a las editoriales, se habló de tener una relación más directa para tener fondos y también intentar transformar las librerías en editoriales. En el tema de la gente liberada se consideró adecuado que esas personas se encargaran de llevar un trabajo normalizado con el interés de llegar a más sitios y más gente, aunque también se comentó que había que evitar su profesionalización y especialización, en perjuicio del trabajo colectivo. Se veía que lo ideal era que fuera un trabajo rotativo para que todo el mundo se beneficiara pero también era importante darse cuenta de que no había nadie imprescindible y que toda la gente del colectivo debía asumir responsabilidades. En el grupo de material musical se trató el tema de la SGAE, con cuestiones como que las fábricas se veían forzadas a firmar contratos y también el tema de los derechos confusos de las bandas que no renunciaban a pertenecer a la SGAE. Otra propuestas que salieron fueron las unificar criterios, crear una asociación o cooperativa para abaratar costes o hacer una lista de morosos. El quinto y sexto encuentro se llevaron a cabo en 1995 en Sevilla y 1996 en Valencia y en ellos se apreció un cierto estancamiento. En Sevilla hubo diferentes debates pero no se logró ningún tipo de avance. Esta situación se reflejó con claridad en el sexto encuentro de Valencia porque no se avanzaba lo deseable, ni se lograba involucrar a mucha gente para el desarrollo de nuevas ideas. Los encuentros coincidieron además con la celebración de la Feria Alternativa y las primeras jornadas de contrainformación a nivel estatal lo que restó participación. En una situación de desorientación, en la que no había un orden del día claro, las distris que acudieron al encuentro lo organizaron a su manera, pero lo cierto es que se puede hablar de un encuentro que nunca se llegó a celebrar.
El encuentro de Zaragoza se llevó a cabo en 1998. Aquí se notó que había habido un cierto bajón en cuanto a las ganas de la gente de intercambiar opiniones. El hecho de que no se hubieran realizado encuentros en todo este tiempo era un reflejo tanto un estancamiento como un distanciamiento y también una dejadez general por lo que el intercambio de información ya no era tan fluido como en años anteriores. La organización corrió a cargo de Mala Raza que tenía su local del centro social Entropía. En cuanto al contenido, las jornadas fueron bastante positivas en comparación con las anteriores y sirvieron para que las distris se reencontraran. Además, este encuentro coincidió con las segundas jornadas de contrainformación que se hicieron en el Centro Social Libertario y hubo gente que aprovechó la coincidencia ambos encuentros.
Los grupos de debate se dividieron en tres partes: la edición de textos y libros, una mesa de tipo técnico y otra dedicada al material musical. El área técnica se montó como espacio de mutua información sobre cuestiones como las fábricas de cassettes, CDs o vinilos, tema de precios, licencias, el IVA, trabajar en blanco o negro, formatos, imprentas, etc. En el grupo de debate de música y se planteó por primera vez el tema de la distribución comercial con puntos de vista encontrados. En esa época ya funcionaba Tipo, que es una empresa formada personas que se fueron de Discoplay. En un momento se planteó la posibilidad de distribuir material de canales alternativos a través de la Tipo. Algunas personas defendían que la distribución alternativa tenía un tope y que entrando en tipo se ampliaba esa capacidad y se mejoraba rentabilidad económica. Entonces surgió el debate de si estaba antes lograr más dinero o tener claro a quien se quería llegar y medios se querían utilizar. Este debate en torno a la Tipo se reveló falso ya que el verdadero debate era distribución alternativa o distribución comercial, sin otra opción. Un error fue no haber cortado con esta discusión en su momento, dejando a un lado a las distribuidora que apostaran por lo comercial y reforzando los lazos entre las distribuidoras alternativas.
El siguiente encuentro se hizo en Madrid en el Centro Social El Laboratorio en 1998. Fue organizado entre varias distribuidoras, aunque en la práctica en trabajo cayó en pocas personas y se notó cierto desbarajuste. El caos se repitió en los debates, en los que hubo ausencia de moderadores y finalmente también de actas. El debate principal fue una continuación de lo hablado en Zaragoza en torno a la distribución comercial, sin que se terminara de rechazar ésta debido al peso específico y a la autoridad que tenían determinadas distribuidoras. Desde un falso debate sobre lo comercial, se evidenciaba el peligro de hacerle trabajo sucio a distribuidoras y sellos musicales comerciales, y que éstos se aprovecharan y rentabilizaran la información y el trabajo previo que se había hecho para dar a conocer a una determinado banda, sin hacer nada más que poner condiciones a los grupos a la hora de grabar y tocar. En Madrid se evidenciaron diferentes críticas hacia la gente que entraba en la Tipo porque su único argumento era el dinero, ya fuera porque se pagaba antes, porque los grupos se hacían más conocidos y tocaban más, o porque se llegaba a sitios donde la distribución alternativa no llegaba. Al final lo que único que se mencionaba era el tema monetario y no había criterios culturales, ni planteamientos de apoyar a grupos nuevos, porque solamente se impulsaba a las bandas que vendían más, convirtiéndose así en nuevas discográficas independientes. La reunión de Madrid concluyó con una sensación desagradable, casi de derrota, porque se veía la imposibilidad de funcionar con cierta gente, pero no se terminaba de romper con ella.
Las siguientes jornadas se realizaron en 1999 en Barcelona, organizadas por El Lokal. Al igual que encuentro anterior se hicieron dos comisiones: textos y música. En la de música se hizo la valoración de cómo habían sido las últimas jornadas y la gente que teníamos claro el debate sobre distribución comercial y alternativa intentamos utilizar el último cartucho que nos quedaba para plantear la información existente y que las posiciones de cada cual quedasen claramente definidas, ya que no se podía utilizar la distribución alternativa para dar cobertura a la comercial. Al plantear la cuestión de una campaña comercial de la Pepsi que había habido en la Tipo, mucha gente se quedó con la boca abierta y le pareció algo vergonzoso. En este punto, se planteó el órdago de “o esto o nos vamos”. En principio, pensábamos que iba a quedar claro por lo que se apostaba y al final, ni con esos argumentos, se evitó que a la gente se le olvidara este tema de la Tipo mientras hubiese dinero por delante. En ese momento, lo que teníamos que haber hecho la mayoría que no estábamos de acuerdo era habernos largado pero como las grandes distribuidoras no opinaban lo mismo, se les dio esa cobertura. También habría que hacer autocrítica porque lo inentendible fue por qué gente que tenía clara su posición y había estado en la mayor parte de las jornadas no se posicionó, y así daba la impresión que éramos cuatro lo que apostábamos por la distribución alternativa y otros cuatro por la comercial, cuando en realidad había mucha gente que no decía nada porque como estaba de acuerdo con la alternativa consideraba que no tenía que dar más razones.
La impresión sobre la comisión de textos fue muy positiva porque se habló mucho sobre un montón de temas, hubo autocrítica sobre qué tipo de criterios se habían utilizado para editar los libros y había una sensación contrapuesta respecto al debate de la música. Curiosamente, lo que se habló sobre el tema de textos no tuvo casi consecuencias porque no se puso en común adecuadamente. La autocrítica no sirvió de nada porque se reprodujeron los males que provocan el editar por editar o cualquier cosa que caía en nuestras manos.
Estas jornadas sirvieron en definitiva de clarificación en el tema musical, pero también para generaron un cierto desgaste y desviaron fuerzas en profundizar el debate sobre la propia distribución alternativa. Así, se generó una dinámica de dejadez, pérdida de relaciones, y no saber muy bien la orientación de cierta gente que nunca había expresado sus opiniones.
Después del encuentro de Barcelona, se esperó la llegada de las actas para volver a debatir las cosas que allí se habían hablado pero esas actas nunca llegaron. Al final de las jornadas ya se notaba que al hablar de dónde se harían los próximos, nadie quería tomar la iniciativa y se decía que se harían en Euskal Herria, pero desde la DDT se negó ya que no sabían qué modelo de jornadas se iba a hacer. Lo que no se quería era preparar algo sin haber clarificado lo que se acababa de hablar en los últimos encuentros y sobre todo, saber de lo que se iba a hablar en un futuro. Incluso se tanteó la posibilidad de que se organizaran en Euskal Herria pero restringiendo el número de gente que participaría con la que apostaba claramente por apoyar la distribución alternativa. Sin embargo, todo esto se fue dilatando en el tiempo, sin encontrar espacios en los que se pudiera trabajar en común. Por otro lado, en este tiempo se reflejó que el nivel de interés para debatir sobre ciertos temas o de poner en común varias cuestiones había sido nulo. El propio hecho de que no hubiera constancia escrita de todos esos debates y discusiones hizo que un montón de información no saliera nunca del ámbito de esos colectivos y no permitiera cuestionar las cosas ni que se escuchasen opiniones diferentes ni críticas. Esto generó que determinada gente que participó en estos encuentros optara por promover otras iniciativas, como la red de editoras alternativas Altediciones (cuya primera reunión se celebró Logroño en 2001), como espacio de debate, coordinación y venta a través de internet.

LAUDIO 2004
Tuvieron que pasar cinco años para que volviera a haber una reunión formar de las distribuidora alternativas del estado. Durante este lapso se había utilizado otras instancias, como las ferias del libro anarquista, para encontrarse de forma más informal. «Aquellas jornadas de distribuidoras, que al principio se llamaron de distribución alternativa, después anticapitalista y más tarde anticomercial, [...], ya no podían repetirse con el mismo esquema.
La mayor parte de los colectivos que las protagonizaron había desaparecido de la escena, unos simplemente porque se había disuelto con el paso del tiempo, y otros había abandonado sus orígenes anticomerciales para dedicarse a la edición profesional o comercial.» [1]
En este periodo se producen además otros importantes transformaciones. Cambian los formatos de edición (el CD y el DVD eclipsan casi por completo al cassette y al vinilo) y aumenta notablemente la edición de libros y folletos. La tecnologización y el desarrollo de internet generan nuevas formas y espacios de comunicación que relegan a otras formas clásicas como, por ejemplo, los fanzines o la correspondencia postal. Finalmente, en estos cinco años se incorpora a la distribución alternativa gente nueva con nuevas ideas e intereses.
El encuentro de Laudio fue organizado colectivamente por una decena distribuidoras vascas, convocando a más de cien personas y de 50 distribuidoras y editoras de todo el estado. La amplia participación mostró la necesidad de juntarse e intercambiar materiales y opiniones. Como era de esperar, el apartado musical fue claramente mayoritario, y al igual que en las otras dos áreas temáticas (libros y libelos) no se llegó a grandes acuerdos. Quizás como reflejo de unos tiempos de desorientación y confusión, el debate fue igualmente confuso y pobre, mostrando la presencia de realidades muy diferentes (y en algún caso enfrentadas tanto por sus lógicas de funcionamiento como por sus planteamientos ideológicos) entre las que no había mucha comunicación ni grandes posibilidades de abordar proyectos en común. El debate se tornó pues mayormente técnico, y dio la sensación de que en muchos casos se iba a «piñón fijo», bien porque ya se tenía una línea clara (alineada con otros proyectos afines) y que no precisaba de nuevas consideraciones filosóficas, o bien porque se iba con un interés prioritario de mover los materiales propios. La cuestión de qué se edita, cuánto, cómo y para qué, quedó apenas apuntada, ante la evidencia de un aumento significativo de los materiales que circulan por un entorno limitado.
El encuentro sirvió, en cualquier caso, para desarrollar una mayor capacidad organizativa, para afianzar los lazos y la comunicación entre algunos colectivos, y para dinamizar diversos aspectos técnicos de la distribución.
[1] Tomado de Tupa nº 3, publicación editada por DDT (Bilbao, 2005).

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