Cuarenta años después del Mayo, aún es necesario indagar en aquel crucial episodio histórico para poder conocer las claves de cómo un malestar patente sólo en las vanguardias artísticas pudo volverse un ruidoso estallido social que sacudiera la faz de Occidente. La juventud como nuevo estrato social destinataria de las promesas del desarrollismo y a su vez de su imposibilidad de ser cumplidas cualitativamente se constituía así en el receptáculo de las insatisfacciones que tarde o temprano tenían que devenir en crisis. Una crisis que desde hacía un tiempo estaba siendo caracterizada con un nuevo lenguaje y con una certeridad apabullante por parte de una reducida vanguardia autodenominada Internacional Situacionista. Los grupos juveniles ácratas que emergían en este contexto balbuceaban su propósito revolucionario trabando relaciones con l.S. y con otros grupos de la ultraizquierda entre la intolerancia de los cancerberos de una fosilizada ideología anarquista y las torpezas de un sectarismo característico de aquella época grupuscular que no era privativo de las capillas anarquistas.::PRECIO: 8€::

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